Define tus objetivos financieros: Antes de invertir, es fundamental que tengas claro cuáles son tus metas a corto y largo plazo. ¿Buscas generar ingresos pasivos, aumentar tu capital a largo plazo, o proteger tu dinero contra la inflación? Conocer tus objetivos te ayudará a elegir el tipo de inversión que mejor se adapte a tus necesidades.​

No pongas todos los huevos en una sola canasta: Diversificar tus inversiones es clave para reducir riesgos. No inviertas todo tu capital en un solo activo o sector. En lugar de eso, considera distribuir tus inversiones en diferentes áreas, como bienes raíces, acciones, bonos, o incluso distintos proyectos dentro del sector inmobiliario.

Educa y asesórate bien: No inviertas en algo que no entiendas completamente. Dedica tiempo a educarte sobre las diferentes opciones de inversión y sus riesgos. Además, busca asesoría de profesionales con experiencia en el área en la que deseas invertir, para tomar decisiones informadas y evitar errores comunes.